Falleció Alberto “Goleada” Gómez, figura entrañable de Atlético Tucumán. Jugador, utilero, animador y alma del club, dejó una huella imborrable en la historia del Decano.

Atlético Tucumán despidió hoy a una de sus figuras más queridas: Alberto “Goleada” Gómez, un hombre que vivió por y para el club, y cuyo legado trasciende generaciones. Su partida enluta a toda la comunidad decana, que lo recuerda no solo por su labor, sino por el inmenso cariño que supo cosechar a lo largo de toda una vida vinculada a la institución.

Su historia comenzó en la década del 50, cuando defendió los colores del Decano en las divisiones inferiores. Pero su vínculo con el club no terminó ahí. Durante muchos años, fue utilero de los planteles superiores, siempre dispuesto, siempre presente, siempre con una sonrisa al servicio del club que amaba.

En la década del 70, cuando Atlético comenzó a escribir sus primeras páginas en los torneos nacionales, “Goleada” se convirtió en parte del folklore que rodeaba cada partido. Adoptó el disfraz de “El Pituco”, la icónica caricatura creada por Seferino Sirgo, y animaba la salida del equipo al campo de juego. Con sus movimientos, ocurrencias y pasión, encendía a la hinchada y encarnaba el sentimiento decano con orgullo y humor.

Más allá de su personaje, fue un hincha fanático, un socio vitalicio y un colaborador incansable, cuya presencia era una constante en la vida del club. Estuvo siempre, mientras la salud se lo permitió, como parte activa de ese motor invisible que sostiene la identidad y la mística de un club como Atlético Tucumán.

Su pasión, entrega y alegría lo convirtieron en un símbolo querido y respetado. Hoy, el pueblo decano pierde a un personaje único, pero gana una leyenda que vivirá para siempre en la memoria colectiva.