Perdió 2-1 ante el Bayern en Miami, quedó condicionado en el grupo y definirá todo ante Auckland City. Merentiel había marcado el empate parcial.

Este lunes, por la segunda ronda del Grupo C del Mundial de Clubes 2025, Boca cayó 2-1 ante Bayern Múnich en el Hard Rock Stadium de Miami. Miguel Merentiel anotó el gol del equipo argentino.

El arranque del partido fue cuesta arriba desde todo punto de vista. El equipo de Miguel Ángel Russo sintió la presión del rival, que dominó territorial y tácticamente desde el primer minuto. La pelota pasaba por Kimmich y Goretzka, los laterales se proyectaban con facilidad y el ritmo impuesto por los europeos era difícil de seguir. A los 7 minutos, Gnabry convirtió el primero, pero el VAR lo anuló por falta a Marchesín. Fue un aviso de lo que venía.

A los 17’, la historia se empezó a escribir como tantas veces: una pelota que no pudo despejarse bien, un mal cierre defensivo, y Kane, con toda su jerarquía, cruzó el remate al segundo palo. Otra vez Boca arrancaba de atrás. Dos minutos después, pudo ser peor, pero el remate de Gnabry pasó apenas cruzado.

Durante buena parte del primer tiempo, el equipo argentino resistió más de lo que jugó. Le costó generar juego y apenas logró salir del fondo pasada la media hora. Fue entonces cuando tuvo una pequeña ráfaga de peligro: Zenón probó desde afuera, Merentiel incomodó con su movilidad, y Marchesín se hizo gigante en un mano a mano ante Olise. El cierre del primer tiempo volvió a mostrar al Bayern Múnich dominante, pero sin ampliar el marcador.

Ya en el complemento, el desarrollo fue más equilibrado. El conjunto de La Ribera ajustó líneas, ganó un poco más de presencia en el medio y se animó a lastimar. A los 21 minutos, llegó lo mejor de la noche: Merentiel encaró con potencia y gambeta, dejó dos hombres atrás y definió con categoría para estampar el 1-1. El banco lo gritó con el alma, los suplentes invadieron el área y la gente deliró en las tribunas. Fue el momento más alto del equipo en el torneo.

Parecía que el empate servía. El envión anímico podía sostener la ilusión. Pero, como ante Benfica, los errores reaparecieron en el peor momento. A los 35, un nuevo balón suelto en el área terminó en los pies de Olise, que no perdonó y puso cifras definitivas.

El Xeneize volvió a mostrar entrega, personalidad y rebeldía ante un rival top del fútbol europeo. No alcanzó para llevarse puntos, pero sí para dejar una imagen competitiva. Ahora, la clasificación a octavos depende de una combinación: debe vencer con amplitud a Auckland City y esperar que el Bayern le gane a Benfica.

Todo se definirá el martes 24 de junio a las 16:00 (hora argentina), cuando se jueguen ambos encuentros en simultáneo. La esperanza sigue viva. Mientras haya una posibilidad, este equipo promete seguir dando pelea.