Con una ráfaga de Edwuin Cetré, el Pincha remontó en UNO, cortó la racha negativa y le devolvió algo de oxígeno a su técnico en una noche decisiva.

En medio de una noche cargada de tensión e incertidumbre sobre el futuro de Eduardo Domínguez, Estudiantes reaccionó justo a tiempo: se impuso 2-1 frente a Huracán en UNO y cortó una racha de doce partidos sin ganar por torneo local. Lo hizo a puro coraje, empujado por su gente y gracias a la aparición de Edwuin Cetré, que cambió el partido en cinco minutos.

En la previa, el público reconoció a su entrenador con una fuerte ovación, pero el primer tiempo fue un golpe a la ilusión: el equipo se fue al descanso perdiendo 1-0, con silbidos y con los hinchas visiblemente enojados, debido a que la imagen futbolística era floja, sin respuestas desde lo colectivo y con un equipo apagado, más allá del planteo, que también fue paupérrimo.

Lo cierto es que en el complemento todo cambió: el colombiano Cetré entró encendido y fue determinante: primero metió un golazo para igualar el partido y luego asistió a vAlexis Castro** para el 2-1 definitivo. Estudiantes no brilló, pero aprovechó su momento, golpeó en los minutos justos y supo defender la ventaja en el cierre.

Más que tres puntos, fue un desahogo emocional: el triunfo trajo alivio, en una noche en la que parecía que todo se terminaba. Ahora la continuidad de Domínguez vuelve a estar en manos del propio entrenador, que por ahora sigue en el cargo. Estudiantes ganó, respira y se aferra a su esperanza.